Investigación científica en geología significa, más allá de mirar piedras, descifrar los procesos que han configurado la Tierra tal y como es. Los geólogos intentan escribir la historia de nuestro planeta a lo largo de millones de años comprimiendo el tiempo para que esa historia sea más inteligible.
Los geólogos marinos hacen básicamente lo mismo, aunque su atención se centra en el fondo de los océanos, en los actuales márgenes continentales y cuencas oceánicas. Investigar en estos escenarios requiere de tecnologías y logística complejas, pero permite descubrir un mundo escondido con paisajes excepcionalmente ricos y de gran importancia (también) desde un punto de vista socio-económico.
Gracias a la colaboración de especialistas con diferentes perfiles científicos nuestro conocimiento de la estructura y composición de los fondos marinos aumenta constantemente. Esto permite añadir capítulos al libro que cuenta como eran y funcionaban los océanos (y que pasaba en las zonas emergidas) en diferentes momentos a lo largo de millones de años de evolución.
Se puede tener la percepción de que lo que ocurre en el fondo del mar es algo ajeno a nosotros, y su conocimiento un ejercicio puramente intelectual. Estimular la curiosidad sobre la asombrosa complejidad de los océanos y sus fondos es nuestra respuesta a esa percepción. La realidad es que solamente es ajeno a nuestra experiencia cotidiana, pero puede tener un gran impacto sobre nuestra sociedad.